Apostar y perder, así de simple.
Dicen que a ella le había sucedido, nadie supo cuando ni con quién había perdido.
Ella, la chica que nunca apostaba, cambió por ser la chica que cada día apostaba un poquito más y al final, tal vez por su inocencia, había perdido. Esa derrota se llevaba muchas cosas, pero dejaba una, la peor.
Promesas y juramentos que había formulado con ella misma no sirvieron de nada. Su contrincante se los había llevado por delante, arrastrándolos hacia un mar muerto.
Tal vez ella creyéra que su rival se lo había jugado todo, como ella misma. Había dejado sus promesas, sus pensamientos, sus principios, sus valores, sus teorias, sus medios y lo que le costó más, reconocer esa apuesta.
Y él al final, con ese as que se guardaba, el mapa de su alma, acabó con la partida.
Ese juego había la había dejado rota, cambiada, extraña, tonta.. Nunca más se supo de ella, ella y su alma habían desaparecido.
¿Rendirse? Si. Porque no siempre, pero si a veces, es la mejor solución.
· Un texto raro... para una tarde de reflexión rara.
Helena.
jaja's molt bo... en sentit que es maco.
ResponderEliminarJo la veritat es que no tinc gaire inspiracio... a mes la meva profe ma demanat que faci un article sobre una sortida que vam fer ahir a BCN a veure un aexposició de Miquel Barceló (¬¬ no se si saps qui es)
Doncs bé... intentaré posar alguna cosa avui...
AH! ja se, posaré el monoleg que m'haig de saber per l'aula la setmana que ve. És un tros de text que ens han demanat aprendres i que practicarem, l'he escollit jo o sigui que el defensare con sudor y lagrimas jaja's
doncs a veure si saps d'o le tret, jaja's
P.D: esta en el Tamashi no kyômei.
ResponderEliminarjaja's ja tinc la disfressa, només em falta arreglar la peluca!
¬¬ espero que almenys l'aina vingui de gothica, no?